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domingo, 12 de mayo de 2013

Julio Iglesias y su devoción por el heavy metal




 Judas Priest es una de las formaciones de heavy metal más conocidas de este nuestro planeta llamado Tierra. Escenificación, poderío, un set list de canciones universales y una legión de fans que les pedían, cada año, guerra en los escenarios. Una banda inglesa poderosísima no tanto en su sonido (un agresivo rock clásico) sino por su nombre y su traducción (El discípulo de Judas).

Arrasaron la vieja Europa en los '70 del pasado siglo. Munich, Madrid, Londres, qué más da. Allí estaban Rob Halford (considerado como uno de los mejores líderes y cantantes de rock duro), sus dos guitarristas, bajista y baterista. 

Cuidaban al máximo su vestuario
 Pero llegaron los '80. Las presiones discográficas aumentaban (era un negocio claro) y también les pedían ciertos cambios para que todo continuase igual. Total, que lo que antes eran himnos de composición, ahora sólo eran buenos temas (mejores que los del resto de muchísimas bandas, incluso incluyendo las americanas). Año 1985. El calendario marcaba año de grabación y también del uso de sintetizadores. Para algunos fans, este instrumento "mata" los discos porque intenta reproducir sonidos que deberían de realizarse con otros instrumentos (arpas, pianos, solos, pads de órganos, arreglos instrumentales,...). Las pistas de las mesas de mezclas, las etapas, los bafles y las grabadoras ya estaban en pleno registro, en las Bahamas. Y en el estudio de al lado, se encontraba también en la faena, un tal Julio Iglesias -por cierto, el artista internacional que más ha vendido en China, que se dice pronto-. 





 Julio Iglesias igual a bolero. Judas Priest igual a heavy metal. Rob Halford estaba metiendo la voz al tema "Prisoner Of Your Eyes" y la verdad... no sabemos cómo quedó. Precisamente este tema no formó parte del disco ya que la canción se quedó fuera del listado definitivo. Don Julio Iglesias sí que pudo escuchar el tema y le dijo a uno de los técnicos del grupo melenudo que le parecía una buena composición y que incluso que quería cantar esa canción. Al final, sólo quedó en un deseo de un músico español que había conquistado, como mínimo, tres continentes. 

El disco se publicó en 1986. Incluía temas como "Out In The Cold" o "Turbo Lover". Pero algo pudo haber cambiado. Si hubiésemos escuchado un dueto Halford-Iglesias hubiese sido tremendo. Como también, que la formación de Birmingam se hubiese ofrecido a colaborar en temas como "Hey, no vayas presumiendo por ahí..." con doble bombo, guitarras dobladas y el bueno de Halford pidiendo, de nuevo, que el cielo se abriese con sus agudos infinitos. 



Miquel Asensi Esteve
Periodista





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